No eres inestable, eres cíclica
- Valentina Guida Martinez
- 17 jul
- 2 Min. de lectura

Recordar tus fases es volver a tu poder
Hubo un tiempo en el que vivía desconectada de mis ritmos.
Con endometriosis, inflamación constante, agotamiento emocional y un ciclo que era más castigo que guía.
Me exigía estar siempre igual: productiva, clara, estable. Pero la verdad es que había semanas en que quería llorar sin motivo, otras en las que brillaba con intensidad, y otras donde solo quería silencio.
Y pensaba: ¿qué me pasa? ¿por qué no puedo sostenerme igual todos los días?
Tardé años en descubrir que no había nada malo en mí.
Solo me había olvidado de que soy cíclica.
Tu cuerpo cambia cada semana… y eso está bien
No estás loca por sentirte más cansada algunos días.
No eres floja por no querer socializar cuando estás más hacia adentro.
No eres exagerada si algunos días todo te emociona.
Eres una mujer en conexión con su naturaleza cambiante.
Y cuando entiendes tus fases, todo cobra sentido:
• Hay momentos para sembrar y otros para cosechar
• Momentos para brillar y otros para recogerte
• Fases de alta energía y fases de renovación
El ciclo menstrual es un mapa interno
No es solo una “hormona más alta” o un “síndrome premenstrual”.
Es un sistema de autorregulación que te guía emocional, física y energéticamente:
• Fase folicular: renaces. Sientes enfoque, creatividad, acción.
• Ovulación: expansión. Brillas, conectas, compartes.
• Fase lútea: introspección. Vuelves a ti, observas lo no resuelto.
• Menstruación: muerte y renacimiento. Te limpias, sueltas, descansas.
El cuerpo sabe. Solo necesita que tú también lo sepas.
Honrar tu ciclicidad es volver a casa
Cuando comencé a mirar mis fases con curiosidad en vez de juicio, algo cambió.
Empecé a organizar mi alimentación, mis hábitos, incluso mi trabajo, según mis ritmos internos.
Y en vez de sentir que perdía el control, me sentí más libre que nunca.
Más conectada. Más consciente. Más yo.
Si te sientes desconectada, no estás perdida
Solo estás volviendo a recordar.
Volviendo a sentir.
Volviendo a ti.
Y cuando eso pasa, algo se ordena desde adentro.
La inflamación baja. La energía sube. La intuición se activa.
Y la vida empieza a seguir tu ritmo… no al revés.

