Cómo tu sistema nervioso define tu energía, tus emociones y tu bienestar (y cómo regularlo)
- 3 sept
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El sistema nervioso es la red más sofisticada de nuestro cuerpo. Regula cómo pensamos, sentimos, reaccionamos y nos vinculamos con el entorno. A través de él percibimos seguridad o amenaza, y de su estado depende gran parte de nuestra salud física, emocional y mental.
Una de las formas más prácticas de comprenderlo es imaginarlo como una escalera con tres niveles. Esta metáfora, inspirada en la teoría polivagal, nos ayuda a reconocer en qué estado estamos y cómo volver al equilibrio.

Los tres peldaños de la escalera interna
Estado Ventral-Vagal (la parte alta de la escalera)
Cuando el nervio vago ventral está activo, el cuerpo percibe seguridad y conexión. Este es el estado de regulación y apertura.
Señales de estar en ventral-vagal:
• Respiración profunda, regular y tranquila.
• Ritmo cardíaco estable.
• Voz calmada, mirada suave.
• Sensación de estar presente “aquí y ahora”.
• Capacidad de vincularte, conversar, crear y disfrutar.
Aquí tu organismo funciona en equilibrio: el sistema inmune, digestivo y hormonal trabajan de forma óptima. Es la base de tu salud y bienestar.
Estado Simpático (el centro de la escalera)
Cuando tu sistema nervioso percibe una amenaza, se activa el sistema simpático. Aquí aparece la respuesta de lucha o huida.
Señales de estar en simpático:
• Aceleración del corazón.
• Respiración corta y rápida.
• Tensión muscular (mandíbula, cuello, espalda).
• Sudoración, pupilas dilatadas.
• Pensamientos veloces o catastróficos: “tengo que hacer algo ya”.
Este estado es adaptativo y útil ante un peligro real: te prepara para actuar. El problema surge cuando la activación se sostiene en el tiempo y se vuelve crónica, generando ansiedad, insomnio, irritabilidad y problemas digestivos.
Estado Dorsal-Vagal (la parte baja de la escalera)
Si tu sistema percibe que no hay forma de escapar ni luchar, se activa el dorsal-vagal, que corresponde al colapso o desconexión.
Señales de estar en dorsal-vagal:
• Cansancio extremo, cuerpo pesado.
• Apatía, falta de motivación.
• Dificultad para tomar decisiones o moverse.
• Sensación de vacío, aislamiento o “apagón interno”.
• La mente se nubla, cuesta sentir o conectar.
Este estado también es una forma de protección: el cuerpo se “apaga” para sobrevivir a lo insoportable. Sin embargo, permanecer aquí por demasiado tiempo puede llevar a depresión, fatiga crónica o desconexión emocional.
¿Cuál es el objetivo entonces?
No se trata de evitar el simpático o el dorsal, porque todos los estados cumplen una función. La clave es aprender a reconocer dónde estás y entrenar tu capacidad de volver al ventral-vagal, es decir, al estado de regulación y seguridad.
La escalera como mapa de autocuidado
Imagina esta escalera como un mapa personal. Pregúntate:
• ¿Qué señales me muestran que estoy en simpático?
• ¿Qué me indica que estoy en dorsal?
• ¿Qué prácticas me ayudan a regresar al ventral?
Tu cuerpo te da señales todo el tiempo. Escucharlas es el primer paso para regularte y ampliar tu ventana de tolerancia: el rango en el que puedes sentir, actuar y responder sin perderte en la activación o el colapso.
Tu sistema nervioso no está roto: está haciendo lo mejor que puede para protegerte. Conocer los estados ventral-vagal, simpático y dorsal-vagal te permite ponerles nombre, entender tu experiencia y guiarte de vuelta a tu centro.
Sanar no es eliminar estos estados, sino aprender a moverte entre ellos con flexibilidad y volver, una y otra vez, al lugar donde puedes habitarte con calma, seguridad y conexión.
